Muchos escritores se definen como lectores que escriben (y en el fondo, claro, todo escritor es un lector que escribe), pero Alberto Manguel lo es de una manera más profunda y genuina: un escritor que escribe fundamentalmente sobre la lectura. Centrada en su monumental Una historia de la lectura y a lo largo de una ya larga lista de títulos (Diario de lecturas, Lecturas sobre la lectura, Leer imágenes, La biblioteca de noche…), ha construido una obra alrededor del acto de leer. Lo ha hecho con la subjetividad, la libertad, la soltura y el hedonismo propios del ensayista, no como un académico que dicta cátedra o un crítico que pontifica. Éste es uno de los rasgos más amables de su escritura: en ella uno percibe inmediatamente al lector personal, comprometido, aquel que –para repetir una fórmula flaubertiana que le es cara– lee para vivir (y no es para nada casual que ésta haya sido escrita a propósito de los Ensayos de Montaigne, libro que enseña a vivir). Manguel es un lector voraz, alguien definido por el hábito de leer, pero que no subordina la vida a la lectura, que tiene claro que la lectura adquiere pleno sentido en la medida en que ilumina y aclara la vida, y nos devuelve a ella con una comprensión más amplia y más lúcida. Se antoja fácil y, a veces, tentador, invertir la fórmula de Flaubert y afirmar que se vive para leer, pero, en última instancia, el buen lector –aquel que precisamente no está encerrado en una torre ni es una larva– sabe que no es posible.
http://www.letraslibres.com/revista/libros/el-lector-que-escribe